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YEAJ

by BOGADOCUMAN

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1.
Heterogénesis Cuatro sombras cruzadas pestañean y arman un juego de cartas. Irrumpe la realidad: fondo, forma, anillo, dedo, forma y fondo otra vez. Un círculo se prende al juego de miradas y de los cuatro, dos se hablan y se callan y se nacen y se paren y se distribuyen: dos acá, dos allá. Dos juegos de miradas arman la base del mundo como el mito de los santos que, pecaminosos, sostienen con su renuncia la misma idea de santidad. Tres pares de ojos se desean, y el par que sobra, reparte: sobre las cartas, la mesa.
2.
Arabesco 04:45
Arabesco Algún desubicado Algún desubicado postea una imagen que se desentiende de la barbarie imperante: una niña en un día de sol atropellando las flores con un vestido blanco. Crece, ladera abajo, cuesta arriba, la escena: una niña en un escenario de pura inocencia que arremete contra la naturaleza y pone en vilo a toda otra cuestión o directamente la suspende y acomoda elegante su cuerpo a eso del decir materno o paterno “aquí nuestra gloria luminosa en su primer cumpleaños”. Y saludan camino arriba los usuarios y comentan que ese día de sol será de enero o febrero por la fuerza con la que los rayos tiran a mansalva a todo aquel que se predisponga a lo vertical. Tiran a mansalva, ladera y cuesta, a todo aquel tío o sobrino o familiar para que se recueste río en el borde. Comentan que: habrá pasado algo esa mañana de cumpleaños y se habrá alimentado a los animales y se habrán saludado a los dioses pretéritos y se habrán juntado a todos los nombres en una bolsa. ¡Salude usted a su dios! ¡Manténgalo convencido! Cuesta, arriba y abajo, mantener la inclinación o levantar la sospecha. Suscribo a la verdad, ahora, frente a la foto de que las cosas que sucedieron permanecen invisibles y que un montón de gente puede ahora estar jugando al fútbol pero eso no implica estar en el mismo partido o tomar, diría lamborghini o martínez estrada, del mismo mate. Ladera-cuesta, habla: cuesta imaginarse, porque es así, a esta niña con cualquier otra edad y con cualquier otro vestido en cualquier otra situación de esas que se dan al sur, al oeste. Y que implican necesariamente la presencia de los vestidos blancos o naranjas o celestes que el tiempo cultiva con la pereza del invierno. Cuesta imaginarse, ladera arriba, cuesta abajo: por la espalda.
3.
Como moscas 02:57
Como moscas cae una línea de la tarde sobre el cable de palomas en el medio de la plaza y pone punto a la cuestión del ennegrecerse del cielo. Me habla un amigo con el aliento repleto de vino y porro (los labios secos y gigantes que se mueven lentos tratando de dejar salir cada palabra como una piedra del riñón por la uretra); me habla el aliento de mi amigo de los estudiantes asesinados y quemados en cantuta, y me dice que pudieron reconocer los nombres porque en lo abusivo del fuego y de la muerte en plena noche quedaron íntegras las llaves de sus casilleros; y así se supo lo que sabían y no sabían, lo que fumaban o aspiraban o bebían al borde del río con el canto del agua luchando contra las piedras, entre los montes donde casi nunca llueve y todo está siempre tan nublado... ¡La llave! ¡Sacando las caras y las pijas y las conchas y las tetas y los ovarios y los cuerpos cavernosos y las encías y los dedos y los alambres que unen a todo lo que se mueve y las uñas y los hígados y los pancreas quemados y quedando la pequeña llave de un casillero! Y me dice mi amigo que eso no es todo, pero que no es momento de sacar cuentas ahora que el tiempo no es propicio para ver ningún índice, o leer ninguna novela, o cantar por la noche con ninguna cama cerca, o coger desesperados sólo por el gusto del sudor ajeno, del olor a vida que se nos escapa del centro, de la bragueta, de la mitad de la cintura para abajo, o cambiar una carta anónima o mandarla, ahora no es el momento me dice mi amigo, porque saben dónde estamos y no es la paranoia del porro ni las consecuencias del vino lo que habla: es la tarde que se desploma venturosa sobre el cable de palomas que asustadas se caen como moscas. Asustadas se caen: como estudiantes.
4.
La centáurida Hay algo caprichosa en la manera en que las coas se dan en esa tensa relación del mar y la espuma. De la nube blanca y el azul. Del sol y las estrellas que tapa con el día. Hay algo caprichoso y cualquiera podría suponer los deslices de una inteligencia amarga a la cual nos atamos con nuestra culpa, con nuestra vergüenza, con la manera caprichosa en que también, como los centauros, aspiramos a ser la mitad que no es caballo. Hay algo persecutorio en el modo en que pensamos en que hay que escribir y contar algo, en que hay que transformar el panfleto en poema, o al revés. O hay que contar que hoy nos pasó algo que no es una infinita batalla, que no es la guerra. Porque esa es la pregunta que vale la pena hacerse ahora, porque esa es la danza que alimenta la noche olorosa que se impone en el recuerdo, el modo en que nos abandonamos, mi corbata y la manera distante con la que hago el nudo sin mirar el reflejo. ¡Esa, la danza! ¡Esa! ¡Esa, la batalla! ¡Esa, la falsa asociación que cae como una embajada enemiga! ¡Ese! ¡Que se desplome mi nombre y sólo quede la mácula, la esencia, el polvo, la tiza, la forma que toma todo lo que tengo cuando no tengo nada! ¡Que venga mi último día a saludarme, a abrazarme, a felicitarme al oído o a vagamente putearme! ¡Que venga dispuesto mi último día a ser torrente y marea y noche olorosa del recuerdo! Porque de mí, de mis secretos y de mis rostros y formas de mirar, de lo que me dijeron o dije, de todo lo que alguna vez escribí, de mí, de eso, sólo diré lo que soy, sólo confesaré lo evidente. Medio bestia. --- I No estoy orando ni me entrego si mi frente toca el suelo: espero la señal. A mí sí que me verán de rodillas ante la corte en el estrado frente a los jueces. El fuego crece desde abajo las llamas alcanzarán la altura de los altares de los corruptos. Arriba no tendrán dónde escapar que griten que pidan que el eco sea su última palabra. Las cenizas en el viento una idea de la nieve un invierno sin frío para nosotros, los desterrados. II Tenés que cruzar, tenés que ir donde la montaña no existe donde la bruma es infinita y las estrellas fallan donde los árboles olvidaron su raíz para siempre no hay brújulas ni referencias sos un caballo plateado sobre la tundra tu cara es el relámpago vas a perderte vas ser tu propio mapa. Nadie va a encontrarte a menos que vos lo quieras a menos que sepan tu verdadero nombre y en el medio de la mañana lo griten con una mariposa en el paladar. Caballo plateado relámpago Vas a relinchar herirte los talones vas a comerte un corazón como ofrenda vas a ser tu mapa una espada suspendida en el aire el filo sobre la cabeza de quien corresponda. I y II pertenecen a PIGNATARO, Gabriela Clara (2018). “Juana de la Tundra” en: Tundra. Buenos Aires: AñosLuz.
5.
Una copa a los fantasmas tiemblo si no llego a cumplir con la obra que no viene o que no es: como un parto arruinado, como una pierna ortopédica, como un hombre sin brazos y sin piernas arrojado al pleno sol. Sobre corrientes hay un eco del cementerio de san martín en donde hay abuelos que acomodan sus restos a la inclemencia de la tierra y la dejadez municipal; el negocio de mármoles con fotos de viejos o niños o adolescentes ya fallecidos que hacen las veces del ejemplo para bien adquirir la placa deseada y dejar algo estable, irresistible, como un libro o un papel en un folio en un cajón con tus sellos y tus marcas desperdigadas como municiones sobre un campo de batalla, digo, como un jardín, digo éste, el jardín aquel, donde el dolor tuerce los extremos de todas las flores. vuelve el mismo sueño en plena vigilia. Un niño escapando de algún lado perdido en un bosque oscuro en donde puntos amarillos recuerdan la presencia inexorable de otra cosa; eso me recuerda a: punto primero: el puñado de árboles de villa bosch en donde un borracho enterró el cadáver de su perro, santuario al que le iba a rezar casi todas las noches como para iluminar una caída en el punto ancestral donde se juntan los recuerdos de todos los niños y niñas muertos que se elevaron una noche como esa o ésta en donde pueden ser nombrados alfabéticamente como los pedazos de los autos inmanejables; troncos de madera falsa fueron llevados al doctor para que les saquen el apéndice popular de la memoria. ¡escuchen! un niño puede sobrar en el plan de la natura leza pero aquí no hay nada natural: del saque nadie se acuerda después de que pasó. ¡Escuchen! no se lleven a mis hijos de aquí que no tengo modo de ponerme en contacto con esto que tenemos y que muy bien se puede llamar: “la lenta agonía de un poeta y su empleo en las bellas artes”. ¡Canten! La exclamación sirve para poner en orden a toda la violencia que aquí empezó a organizarse en memoria. ¡Extirpen! ¡Rajen! ¡Avancen! Las órdenes conforman el confuso patrimonio de la deuda roja, la deuda vinculante que tenemos con los pedazos de mampostería que se caen de las casas que abandonamos rápido y mudamos en momentos separados. cruzar una línea o elegir no cruzarla, efectivamente es un acto de compromiso con la niebla. Efectivamente es: un acto de rebeldía. No hay nada más valiente que ser inmaterial. Más ahora.
6.
Eliana Crossfade Mi hermana me ha dicho que hoy, en su casa, la casa que era de mi abuela y en donde ambos crecimos; me ha dicho, ella, que un espejo se rompió a la madrugada. El ruido de los cristales rotos la despertó e interrumpió su sueño, suelto su cuerpo en una cama nueva que ahora porta el olor de otra famila. Se levantó, a medio camino entre la noche y el día, y juntó los pedazos sueltos, y guardó retazos de todas las caras que alguna vez se vieron en la superficie recta de un espejo regalado -hasta donde yo sé-, y tiró toda una historia de surcos a la basura con el gesto piadoso de envolver restos en papel de diario para que nadie se corte. Mi hermana sonríe cuando se le señala el fatídico destino que le aguarda a todo aquel al que se le rompa un espejo. Hace siete años la vida de ambos era muy diferente: ¿cómo hubiese interpretado nuestros caminos gemelos si un espejo se hubiese roto en ese momento? ¿Contaría, en todo caso, con una excusa, eso que, a veces, es todo lo que busco? A la lenta hora de la tarde en donde nos juntamos a hablar de ciertos detalles truncos, mi hermana pasa del espejo a contarme cosas que le sucedieron el resto de los días. Vale aclarar que las cosas siguieron después como siempre, sin nombre, anécdotas pueriles, fantasmas ardientes que nos atormentan con su inclemente necesidad de la moraleja aleccionadora para bien vivir. Pero no hay que olvidare del detalle que sí importa de todo esto que supo pasarnos, perdón, que supo pasarle a mi hermana y sólo a ella: en su casa, con todo apagado, un algo de nosotros cedió y a la noche se le rompió un espejo.
7.
Licor a Leña En el medio. En el medio de este frío nadie espera que el vínculo vuelva a tomar el mismo aliento que supo tener en la suavidad del verano abierto y su coloración tornasolada. Aromada de silencio la niebla de la mañana de inverno está borrando el horizonte del verano que en mí representabas. Hay dudas que aprendimos a despejarlas cara a cara, pero no tengo en claro si eran estas. Si era saber muy dentro tuyo, muy en el invierno e tu pecho, en el verano, muy en el margen de banderas sin estaciones que te quedan muy, más adentro, queda saber cuánto de verdad hay que no hayas comprometido por la rudeza de estos tiempos. Por la certeza de ser profundos por superficiales. Nos queda decir o escribir esto que todavía corre monocorde. Nos queda decir lo mismo que nos dijimos pero con una melodía más triste.  

about

Fernando Bogado: voz
Gabo Cuman: bajo eléctrico y acústico

Artista invitada: Gabriela Clara Pignataro: voz en 4


Todas las letras fueron escritas por Fernando Bogado, excepto "La centáurida" (Fernando Bogado/Gabriela Clara Pignataro). Todas las músicas fueron compuestas por Gabo Cuman.

Grabado, mezclado y masterizado por Alejandro "Chufit" Spinelli en Estudio Chufitlandia, entre noviembre de 2018 y Agosto de 2019.

Fotografía de tapa: Rubén David Ponce. Modelo: Joaquín Tranc.
MGMT y redes: Oscar Cuman.

Gracias de corazón a Oscar, Chufit, Gabriela Clara, Ruben, Natalia Bogado, Joaquín y Guido Roncaglia. Gracias al Tercer Jueves. El apoyo y compromiso de les amigues fue fundamental para lograr este disco.

© BogadoCuman. Esmerilado Discos 2019.

Producido por Fernando Bogado y Gabo Cuman.

credits

released September 26, 2019

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BOGADOCUMAN Ciudad Autónoma De Buenos Aires, Argentina

BOGADOCUMAN es un dúo de música y poesía compuesto por Fernando Bogado y Gabo Cuman. Ambos buscan combinar bajo y letras para producir un tercer objeto estético que beba de estos dos mundos pero que, al mismo tiempo, sea otra cosa. Fundadores del ciclo TERCER JUEVES. Acaban de lanzar su tercer álbum "Dentro del canto del jardín de cristal".

Foto: Rubén Ponce
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